ENCÍAS RETRAIDAS TRATAMIENTO

Las recesiones gingivales (encías retraídas), consisten en el desplazamiento de la encía desde su posición normal hacia la parte apical de la raíz, es decir, hacia arriba en los dientes superiores y hacia abajo en los dientes inferiores.
La retracción de las encías es un fenómeno muy común y puede darse por diferentes motivos, como puede ser el cepillado agresivo, la higiene oral inadecuada, los tratamientos de ortodoncia, la presencia de frenillos que traccionan de la encía y enfermedad periodontal.
En función del tipo de recesión la actitud puede ser expectante, es decir, no tratarla y controlarla periódicamente mediante revisiones para ver como evoluciona o correctivo, mediante técnicas de cirugía mucogingival.
Ante la presencia de una retracción de encías, lo primero que hará el dentista es un adecuado diagnóstico, ya que de este va a depender el tratamiento de la recesión. El odontólogo clasificará el tipo de recesión basándose en la exploración del paciente y en la radiografía periapical. En función del tipo de recesión, se podrá evaluar el pronóstico del tratamiento quirúrgico. Además, hay que tener en cuenta otros factores importantes para conseguir un resultado óptimo.
Como resumen, el recubrimiento de las retracciones gingivales es mucho más predecible en aquellos casos en los que no existe pérdida de hueso interdentario. También es importante que no haya malposiciones dentarias graves, que la higiene sea exquisita y que el paciente no fume.
Los tratamientos útiles para corregir los defectos de las encías se engloban dentro del concepto de cirugía plástica periodontal y son los siguientes:
Injerto gingival libre: consiste en tomar una porción de encía del paladar, para colocarla en la zona donde tenemos la recesión gingival. Antes de tomar el injerto del paladar el cirujano preparará la zona donde se va a colocar, realizando un raspado y alisado de las raíces de los dientes sobre los que se va a colocar el injerto. Como la zona palatina quedará con una herida, es frecuente confeccionar una férula blanda, similar a las que se utilizan para ortodoncia para tapar el paladar y que no haya dolor al comer o con el roce de la lengua.
Injerto de tejido conectivo: es similar al anterior, pero, en este caso, solamente se toma el tejido que está por debajo del epitelio mucoso del paladar. Existen algunas diferencias entre este tipo de injerto y el anterior, por un lado, este tipo no deja al descubierto el paladar, por lo que el postoperatorio es más llevadero para el paciente, por otro, al cicatrizar no se percibe cambio de color en la encía injertada lo cual es más estético que el injerto gingival libre. Además, este tipo de injerto debe ser cubierto para reducir el riesgo de pérdida de vascularización. Existen diferentes técnicas de recubrimiento del injerto de tejido conectivo. El colgajo de reposición coronal, la técnica del túnel, el colgajo de doble papila o el colgajo de desplazamiento lateral son algunas de estas técnicas.
Por último, existen injertos dérmicos acelulares, es decir, injertos tratados químicamente que mantienen el tejido conectivo que se usa a modo de membrana.
En cualquier caso, se debe conseguir que el injerto esté lo más fijo posible para que no sufra movimientos indeseados e instruir al paciente en cuanto a técnicas de higiene y cuidado del injerto para que tenga éxito. Este tipo de cirugías son muy sensibles a la técnica y a los cuidados postoperatorios que, de ser inadecuados, pueden dar al traste con nuestro tratamiento.