LIGAMENTO PERIODONTAL

El periodonto está formado por el ligamento periodontal, el cemento de la raíz, el hueso alveolar y la encía. En conjunto forman el sistema de soporte de los dientes. El ligamento periodontal consta de un conjunto de fibras de colágeno que unen la raíz del diente al hueso.
El ligamento periodontal tiene una serie de propiedades beneficiosas para el diente.
En primer lugar, aporta nutrientes al cemento, hueso y encía y también células sanguíneas que participan en la defensa frente a agresiones. Por otro lado, se encarga de amortiguar las fuerzas de mordida que actúan sobre el diente y de transmitirlas al hueso.
Además, impide que el diente se quede pegado al hueso (anquilosado), lo cual facilita una cierta elasticidad y movilidad normal del diente. Esto es lo que permite, por ejemplo, mover los dientes con fuerzas controladas mediante ortodoncia favoreciendo la remodelación del hueso. Si los dientes no tuviesen ligamento periodontal no se podrían mover. Esto es lo que ocurre con los implantes, no tienen ligamento periodontal y, por eso, una vez unidos al hueso (osteointegrados), no se pueden mover.
Por último, tiene una importante función sensitiva ya que es el encargado de la propiocepción, es decir, de la sensación de fuerza ejercida sobre el diente, además de la percepción del dolor y el tacto. Los implantes dentales, al carecer de ligamento periodontal no tienen propiocepción.
Uno de los motivos por los que los implantes no son iguales que los dientes es precisamente por la ausencia de ligamento periodontal. Aunque podemos recuperar la habilidad masticatoria y la estética al reponer un diente perdido, no se pueden recuperar las funciones del ligamento periodontal. Por eso siempre se dice que como los dientes naturales no hay nada y es importante cuidarlos para mantener todas sus funciones el mayor tiempo posible.